Par Stéphane Labarthe le dimanche 17 mars 2019, 14:55
La aventura "LA SEMILLA" implica, a veces, pedidos de los Kogis que
nunca hubiéramos imaginado. Por eso es un camino apasionante, un camino de
escucha y de sorpresas. Cuando los Kogis nos pidieron que los ayudáramos a
encontrar plumas de ciertas aves para restaurar sus coronas rituales o cuando,
más recientemente, nos pidieron ayuda para recuperar algunas piedras utilizadas
por los mamás, no sabíamos por dónde comenzar...
Con frecuencia me preguntan: "¿Cuál es el proyecto de LA SEMILLA?" Intento
adaptar la respuesta a mi interlocutor, pero esta suele tomar la forma de:
“Crear un puente a través de la cultura y la educación con los pueblos
indígenas de la Sierra Nevada” o “ayudar al reconocimiento, la preservación y
la transmisión de la cultura de estos pueblos, especialmente de los indígenas
Kogis". Luego me preguntan, "¿Pero concretamente?". Entonces explico nuestro
proyecto de documentación audiovisual que inició con el registro de la fiesta
tradicional de verano de los Kogis, o el proyecto de un centro cultural. Pero
hay que reconocer que esta respuesta es incompleta. Incompleta porque la
realidad, las demandas y las necesidades que expresan los Kogis con quienes
trabajamos, están en constante movimiento, son un dinamismo vivo que exige un
cuestionamiento, una adaptación y un reajuste permanente de nuestro
pensamiento, nuestro trabajo y nuestras acciones. Probablemente, esto no sea
fácil de entender desde Francia o España. Así como no es fácil explicar la
solicitud que nos hizo el mamá Kogi Juan Conchacala hace casi dos años:
encontrar plumas de ciertas aves ahora raras o inexistentes en la Sierra
Nevada. Estas plumas juegan un papel central en algunas danzas que se realizan
en los pueblos "principales" ubicados en las zonas altas de la Sierra en los
días posteriores al solsticio de invierno. El mamá nos estaba transmitiendo una
solicitud de los "mamás mayores" de la "capital espiritual" de la Sierra Nevada
de Santa Marta. Una petición muy importante para ellos, que toca lo
sagrado.

Corona de plumas Kogi dañada
Sin embargo, ¿cómo explicar esto a un organismo de subvención o incluso a
nuestra junta general? Estamos lejos de la cotidianidad parisina y de las
protestas de los chalecos amarillos o incluso del enfoque clásico de la
ecología ... Probablemente este sea el motivo por el que me costó tanto
escribir este artículo, aunque ya estaba esbozado al final de una publicación
de diciembre de 2017 en donde hablamos de otros proyectos puntuales impulsados
por la necesidad.
De la Amazonía a la Sierra Nevada
¿Cómo encontrar estas plumas? Se trataba de algunas plumas de guacamayos
grandes y de un pájaro de la Guajira llamado "pájaro cardenal".
De vuelta a Bogotá, mientras estaba pensativo pero determinado en esta
solicitud, en la que percibía gran importancia y profundidad, un hombre sale de
la acera y me pide que le tome una fotografía frente a un macizo de flores.
Tomo la foto y la discusión comienza rápidamente. Su nombre es Edgar Segarra,
es un pintor de origen ecuatoriano. Vuelve a pintar, pero me dice que había
dejado de lado su producción artística unos años para caminar junto a
diferentes etnias indígenas, especialmente las de la Amazonía ecuatoriana. Me
cuenta cómo este recorrido personal le ha permitido profundizar en su
investigación artística. Le hablo pues de LA SEMILLA, los Kogis, las plumas…, y
rápidamente la conversación toma un giro entusiasta y apasionado. Nace,
entonces, la loca idea de que se vaya por unas semanas a Ecuador para que se
reencuentre con sus viejos amigos indígenas e inicien la búsqueda de aquellas
plumas. Un viaje épico a Quito, a Cuenca y finalmente a la selva amazónica,
junto con los indígenas Shuar, Achuar y Cofanes que se realizará poco después.
Yo seguiré la expedición a distancia, por teléfono: como está llena de giros y
sorpresas sería difícil contar todo aquí. A partir de esa búsqueda, Edgar
incluso hará una pintura que llamará "Vida" y que ofrecerá espontáneamente al
Presidente de la República de Ecuador (Lenin Moreno), a quien se topó "por
casualidad" durante su participación en la Celebración de la Independencia en
Cuenca! (*)

Edgar Segarra con el cuadro "Vida" y el Présidente Lenin Moreno
Finalmente, las plumas se dejarán encontrar y serán entregadas a Edgar por
los indígenas: varias coronas, dos magníficas alas completas y varias plumas
sueltas. Un hermoso intercambio entre grupos étnicos indígenas lejanos y que
aún conservan una cultura milenaria: la Amazonía y la Sierra Nevada de Santa
Marta, los pulmones del mundo y el corazón del mundo ... No todo está hecho aún
porque las plumas siguen estando en Ecuador. Pero de procesos en marcha
obtenemos justo a tiempo la autorización de salida del país por la "Dirección
de riesgos del patrimonio cultural" de la República del Ecuador, a vísperas de
la salida de Edgar.

Las plumas llegan a Bogotá poco antes de uno de mis viajes a la Sierra.
Estamos a fines de 2017 y el viaje épico continúa: Santa Marta, Río Ancho,
luego subimos a la Sierra: Tungueka y Yinkuamero, donde el mamá Conchacala nos
recibe. Él sabe que tenemos las plumas. Como de costumbre, la comunidad pone a
nuestra disposición una casa en el pueblo, donde colocamos nuestras hamacas y
prendemos un fuego para descansar un poco después de las largas horas de
caminata. En la noche, el mamá viene a visitarnos. Saco la caja de mi mochila,
que no solté durante todo el viaje. Bajo la luz del fuego la presento al mamá,
primero las alas, azules en el exterior y amarillas en el interior, luego las
coronas con grandes plumas rojas en el centro y luego una bolsa de plumas de
loros, más pequeñas. El mamá las toma y las observa una por una, su
concentración es intensa. Luego me mira, yo lo miro a los ojos y le sonrío.
Apenas puedo ocultar un toque de orgullo por haber logrado esta "misión
imposible", pero no digo nada. Toma las plumas una por una y dice en español:
"Estas no nos sirven, estas tampoco, y…, tampoco”. Enseguida me mira fijamente
a los ojos y dice en español en un tono de lo más serio: "Entonces, ¿qué
hacemos?, ¿las quemamos?” Mi respiración se corta y casi me ahogo. Hubo un
largo silencio. Luego dije: “Esto es lo más difícil que hemos tenido que hacer
desde el principio". Recoge las plumas, las revisa de nuevo y dice: " Estas las
usaremos para la fiesta aquí y aquellas irán a nuestra Capital Espiritual". El
mamá picó mi ego en su punta y probó mi paciencia. Se ríe del susto que me dio.
Esta es una de esas pequeñas "pruebas" que Carolina Ortiz mencionó en el
artículo anterior... Al día siguiente, iremos a un sitio sagrado ("eshuama" en
idioma Kogi) para entregar “oficialmente” las plumas. El momento es solemne e
intenso..

Entrega de una corona de plumas al mamá Juan Conchacala
Durante otros viajes, tendremos la oportunidad de entregar al mamá otros
tipos de plumas, entre ellas el Ibis rojo, recogidas en la región colombiana de
Arauca gracias a la ayuda de mi vecino y amigo Pedro. Muchas veces, el mamá
Conchacala me dirá: los mamás de arriba te agradecen y te saludan. Sólo las
plumas de "pájaro cardenal" no se han encontrado todavía.
Piedras
Si las plumas se usan para danzas sagradas encaminadas a restablecer el
equilibrio de la naturaleza, las piedras -que para los Kogis están vivas-
pueden servir a los mamás en numerosas ocasiones que estamos lejos de conocer
en detalle. El cuarzo, por ejemplo, se utiliza para trabajar el agua y, según
los Kogis, son los "guardianes del agua". A propósito, se puede mencionar un
cortometraje colombiano muy interesante sobre este tema: Corazón de
agua. Pero los mamás Kogis también usan muchas piedras que no se encuentran
en la naturaleza. Nos explican que estas les fueron transmitidas por sus
antepasados pero que perdieron el conocimiento para hacerlas. Algunas de ellas
tienen, por ejemplo, una forma cilíndrica y están perforadas por un agujero
perfecto. Uno se pregunta cómo pudieron y cómo podrían ser hechas. Hay de
muchas clases, no mostramos aquí más que unas cuantas.

No entraré en más detalles, solo subrayaré que cuando un mamá ha terminado
su formación, que puede durar hasta 18 años para los "mamás mayores", lo
primero que recibe son justamente estas piedras. Ahora bien, dado que muchas de
estas piedras son "arqueológicas" y tienen actualmente un valor comercial en
"nuestro mundo", muchas han sido robadas o saqueadas de sitios sagrados e
incluso de sepulturas. El mamá nos dijo recientemente que los mamás mayores de
arriba han expresado nuevamente su necesidad de recuperar más piedras para
poder hacer su trabajo: cuidar la Sierra para sanar la Tierra ... ¿Cómo vamos a
satisfacer esta demanda? Aún no sabemos ...
Rescatar los tesoros robados
Más allá de las piedras, los Kogis, al igual que otros pueblos indígenas,
han sido robados y muchos de los objetos sagrados que cumplen para ellos unos
roles específicos: máscaras, objetos de oro, etc., han sido saqueados. A
menudo, fueron extraídos de sepulturas o lugares sagrados. ¿Qué diríamos si la
gente viniera a nuestros cementerios para saquear las tumbas de nuestros
antepasados? Sin embargo, es de ahí que provienen muchos tesoros arqueológicos
que terminan detrás de vitrinas en museos o en colecciones privadas. Se dice
que la historia está escrita por quienes ganan las guerras y, como europeos,
tenemos poca o ninguna conciencia de este hecho. Me llevó un tiempo medir y
comprender la violencia de estos actos y el papel central que desempeñan estos
objetos sagrados en el trabajo de los Kogis y de muchas otras culturas
autóctonas. La idea de la restitución, tan obvia cuando uno la piensa, es casi
nueva. Pero las iniciativas comienzan a verse hoy, por fin, al final del día.
Francia ha comenzado a hablar recientemente de restitución en África. Hace tres años, una coleccionista
belga (Dora Janssen) restituyó a los Kogis objetos precolombinos a través de la
asociación Tchendukua. Un cambio de paradigma y el inicio de un camino de
respeto y reconocimiento que podría beneficiar a todos ...
(*) Cabe señalar que la presentación de la pintura al presidente Lenin
Moreno se realizó en Cuenca de manera simbólica real. La pintura sigue en
cuenca. Actualmente, nuestra asociación, con Edgar Segarra, se está acercando a
la Presidencia de la República del Ecuador para organizar una entrega oficial y
para celebrar de paso este hermoso intercambio entre dos países, Colombia y
Ecuador, y grupos étnicos indígenas aparentemente lejanos pero con el mismo
vínculo orgánico con la naturaleza.
Traducción: Mathilde Manifacier