Relato de un viaje

Caminando con el Mama Juan Conchacala hacia la laguna sagrada de Nakuayíndwa para hacer pagamentos espirituales.

PAGAMENTOS : Trabajos, ceremonias o procedimientos tradicionales que se realizan en y hacia los espacios y/o sitios sagrados, como retribución espiritual a la naturaleza por el uso que hacemos de sus elementos. Los pagamentos garantizan el equilibrio natural y el bienestar social, a través del cumplimiento de la Ley de Origen.

ZHATUKUA: Conocimiento e instrumento a través del cual los Mama realizan el procedimiento ancestral para hacer la consulta tradicional. En su expresión física, es un totumo con agua y una tuma (piedra tubular de la época de Tayronas). El Mama se conecta “en Aluna” (en Espíritu) al principio de La Madre y, depositando la tuma en el totumo lleno de agua, le pregunta observando las burbujas que salen del orificio de la tuma. De acuerdo al movimiento que hacen, se leen y esa es la respuesta de La Madre.

Extracto del Glosario del libro "SHIKWAKALA, El crujido de la madre Tierra", 2018.

Consulta.jpg, _Jul 2021

En el mes de marzo, tuve la agradable visita del Máma Juan Conchakala, autoridad espiritual del pueblo Kogui de Yinkuámero, situado en la cuenca del Rio Ancho, Guajira. Vino por invitación de mi amigo austriaco Helmut, quién vive en la población de Minca a 40 minutos de la ciudad de Santa Marta, con el fin de hacer pagamentos espirituales a la madre tierra en el cerro San Lorenzo situado a 2.800 metros donde esta la laguna sagrada llamada Nakuayíndwa. Allí se agradece a Nakuayímala (Madre espiritual de la sal). Mama Juan vino esta vez acompañado por su hija Vejé, su yerno José Vega y sus dos hijos, uno de ellos de tan sólo un mes de nacido. Esa noche cenamos pescado, comida favorita de los Koguis quienes ancestralmente intercambiaban productos de la tierra por frutos del mar con los pobladores de Taganga, pequeño poblado situado al lado de Santa Marta. Es un lugar muy importante a nivel espiritual porque allí habita el espíritu de Jabba Takika, madre espiritual quien se encarga de enviar lluvia a las partes altas de la Sierra Nevada y donde hoy se les hace difícil cumplir su tarea debido al aumento del turismo en sus playas.

Mama Juan rc.jpg, _Jul 2021

Al día siguiente nos recogió un transporte para llevarnos a Minca para nuestro encuentro. Al medio día llegamos al punto conocido como “El Campano” donde nos esperaban unos amigos, su hija y el conductor de transporte. Compramos algunas provisiones y emprendimos el camino a pie por una carretera sin asfalto. Duramos unas 5 horas en recorrerla hasta llegar a un albergue del ministerio de medio ambiente. En los años cincuenta estas tierras pertenecieron a un ciudadano norte americano que las llamó Hacienda Cincinatti. Sembró café para exportación y tal vez el nombre del pico conocido como Cerro Kennedy se debió a la presencia de este norteamericano. Caminamos en medio de un bosque húmedo bastante bien conservado, que en la actualidad es una reserva para aves. Aquí fuimos identificando especies vegetales conocidas por los Koguis, algunas comestibles o medicinales y otras que sirven para hacer pagamentos espirituales. También notamos la presencia de árboles de pino y eucalipto, sembrados tal vez en la época de la Bonanza del café. Cabe notar que estas especies son perjudiciales para el ecosistema endémico porque secan la tierra y sus hojas no permiten el crecimiento de especies nativas a su alrededor. Ya casi al filo del anochecer llegamos al refugio cansados y con mucho frío. Rápidamente encendimos fuego y nos dispusimos a preparar la cena y alistarnos para dormir, pues al día siguiente antes del amanecer debíamos continuar subiendo por dos horas más hasta la laguna.

Koguis caminando.jpg, _Jul 2021

A las 3 am sonó el despertador y rápidamente nos preparamos para caminar. Al despuntar el sol llegamos a un sitio desde donde podíamos distinguir las cumbres nevadas de la Sierra con el sol asomándose detrás de la nieve y al otro lado la vista del mar y la ciudad de Santa Marta a una distancia de no más de 20 kilómetros. Entre la niebla que se levanta a esa hora vimos cómo las plantas del lugar capturan la humedad del ambiente en sus hojas y las transforman en agua.

Mis amigos tocaron sus instrumentos y danzamos para recibir este nuevo día. Luego de media hora de camino llegamos a nuestro destino. Notamos que la laguna estaba seca al lado de dos depósitos de almacenamiento de agua. El Mama nos contó que hace dos o tres años visitó esta laguna con el anterior jefe político Kogui para pedir que sacaran unas vacas que pastaban dentro del sitio. Al parecer atendieron su petición, pero ya era tarde porque la laguna se secó, quizá por esta razón, y tal vez por los enormes árboles de pino y eucalipto sembrados hace tiempo alrededor de la laguna. El Mama hizo las ofrendas, después de ordenarnos descargar “el negativo”, un ritual en el que debemos despojarnos de emociones, pensamientos, palabras y acciones que consideramos como negativas además de ofrendar "en Aluna" (espíritu) regalos, en este caso a la Madre Nakuayíndwa. Luego de una hora partimos de regreso recogiendo en el camino frutos de mora silvestre y viravira, una planta para curar afecciones bronquiales.

Desde Arriba.jpg, _Jul 2021

Esta montaña y su bosque son una fábrica de agua en el cual nacen varios ríos e innumerables arroyos y quebradas que van a formar el Río Bonda y Manzanares por Santa Marta y el Río Córdoba y Toribío hacia Ciénaga. También en estos cerros hay torres de comunicación y radares militares en Cerro Kennedy. Llegamos a la casa de Helmut, para el día siguiente continuar con el trabajo espiritual en un sitio ordenado por el Máma. Este consistía en hacer un trabajo de barrido "en Aluna” (en pensamiento) de varios puntos de la finca y traer ofrendas a los espíritus del lugar. Durante dos días el Mama estuvo en su sitio de trabajo haciendo consultas espirituales a las preguntas de Helmut y de otras personas del lugar. El Mama adivinó que debíamos ir a un sitio de pagamento llamado “la puerta de hierro” ubicado en Taganga. Así que partimos hacia Santa Marta para conseguir unas tumas. En un almacén de antigüedades se compraron once pares de piedras ¨machos¨ sin orificio y ¨hembras¨ con orificio, como alimento para los ancestros espirituales Tayronas. En La Puerta de hierro, que está ubicada en un cerro que divide a Taganga de Santa Marta, se entregaron las ofrendas a las Madres y Padres del mar y la montaña y a Mukalda, el Viento. Allí nos dijo que era importante darle continuidad a este trabajo en otros puntos de La Línea Negra (Sé Shizha) ubicados para el lado de la Ciénaga Grande y en la costa. Regresamos a casa para terminar el trabajo en un punto señalado por el Mama en mi terreno llamado Sewá, que según me explicó es un canal por el cual se manifiestan las energías de la naturaleza, un portal para dialogar con los espíritus. Sacó todas las piedras que habíamos comprado y las puso al lado de un canastito donde tenía otras piedras. Nos explicó que estaba presentando a sus parientes las piedras y que estas estaban dialogando y conociéndose. A la vez tenía su Zhatukwa para hacer preguntas. Nos pidió que consiguiéramos una vasija de barro mediana para guardar una vez cada año una pareja de tumas, otras piedras como cuarzos, obsidiana, ópalo además de caracoles marinos, uno llamado Mugawa de carácter femenino y Yinintá masculino. Se debe ir llenando con ese alimento año tras año. El Mama dió por terminado su trabajo y fuimos a cenar y a descansar.

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